Aún no amanece, y los murmullos brotan entre rocas erosionadas por las caricias desprevenidas. Cariño mío, acércate un poco y… esculpe mi cuerpo, volatiza los segundos, invierte las ocasiones, estremece los sentidos, escurre las circunstancias, atrapa mi orilla sedienta, remueve mis rugidos, siembra consecuencias, danza mis besos, haz que explote el deseo, pulveriza cada encuentro, después de todo, tú y yo quedaremos para contarlo
Somos fuego sagrado en medio de tormentas, a veces más sangre que energía y otras, la energía nos acuna, por creer y no por tener el amor se hace presente ante la razón, sensibles y llenas de vida embriagadas de fuerza divina, si el peligro acecha, rugimos, mostramos las garras, lanzamos zarpasos, puras, si entregamos el alma, valientes si la cuerda floja nos lleva al precipicio, aventureras cuando el corazón lo reclama, danzamos entre fuego y vidrio sin miedo a que nos huelan las heridas y nos laman los lamentos, sensibles si la injusticia apremia dejando escapar lo simple, vulnerables ante lo arrollador de un corazón eterno si las causas son necesarias, mágicas ante la mirada ajena, a pasos seguros aunque por dentro se tiemble, hechiceras ante el cielo rendido por tanta benevolencia y compasión, sedientas si el alma nos tocan, de la mano con la intuición ante cualquier decisión, sanadoras con besos, caricias, miradas y la palabra que vuela desde el corazón, somos presencia únicas e irrepetibles, fuego sagrado en medio de tormentas