La eventualidad que el universo pone ante mi,
el imprevisto que sopla en mi ventana,
ese escape ante las convulsiones no invitadas.
El momento pausado en mis días oxidados,
la clave del desenfado de mis pies apresurados.
La causa ajena de lo simple y lo perfecto,
ese estribillo sin terminar de bailar.
Ese toque en mi piel cada vez que comienzo a temblar.
La noche infinita, sin pausa, sin medida,
la causa perdida de un tiempo sin tiempo.
Lo pletórico de las palabras
que endulzan y encantan.
Eres ese poema que no quiero terminar
