No hay metáfora,
no hay simbiosis,
eres tú quien se escurre entre letras y palabras
jugando en la alacena,
quien se mezcla con el chirrido de vasos cubiertos de ilusiones inalcanzables,
entre cada cubierto que está al descubierto,
entre sábanas,
en medio de almohadas con vestigios de noches eternas,
eres tú en colores de fragancias que buscan la sutileza y el canto de sus posibilidades andariegas.
Eres tú el que me susurra despacio y abraza suavemente al caer rendida en medio del cansancio.
Eres tú quien sin permiso, sin consentimiento, se burla de las paredes, muros y sueños hasta llegar a mí.
Eres tú la nube
que atraviesa mi garganta y se difumina en finas ondas aterrizando en mis labios