Los pliegues fueron colmando su cuerpo, acompañados de cicatrices, acompañados de vida, mucha vida.
Su mente a veces divagaba y me preguntaba si en algún rincón donde yo estaba sentada, ella me encontraría.
Sus hebras de plata se convirtieron en polvo de estrellas para llegar y estar en cada una de las almas que tanto quería, que tanto soñaba tener a su lado.
En polvo de estrellas se hizo eternidad, trascendió, voló a su origen.
Solo espero que los besos, abrazos, los te quieros, los te amo que recibiste, hayan sido suficientes para calmar los ausentes en tu niñez.
Solo espero que los cumpleaños y celebraciones hayan sido suficientes para olvidar los que nunca tuviste en tu infancia.
Solo espero que las risas y sueños hayan colmado tu vida.
Somos la exaltación de todas tus ausencias, madre querida; y a pesar de honrarte de muchas formas te sigo consintiendo porque se que te encantaba
Te amo mamita, te amo.
P.D. Dale un beso a papá de mi parte
27/06/1930–27/08/2020
«Nadie tiene un pacto con el tiempo, ni con el rocío de la flor «